viernes, 28 de octubre de 2005

Diario La Nación. Obra "Jacobo o la sumisión"

28 de Octubre del 2005

Los primeros pasos de gente talentosa

"Jacobo o la sumisión", de Eugéne Ionesco. Dirección: Elvira Onetto. Elenco: Mercedes D´Albo, María Eugenia Fernández, Leticia Baracchini, Verónica Altieri, M. Carolina García, Irene Ferrari, María Laura Ansaldo, María Eugenia Vernengo, Belén Amada, Marina Lew y Sol Nava. Asistente de dirección: Natalia Gualtieri. Escenografía y vestuario: C. Stanovnik, D. Clerc Gorria, V. Basanta y F. Bandiera. Luces: Cristina Lahite. En El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960.


Nuestra opinión: muy bueno

En un año donde hubo tantos espectáculos con actores a los que les faltaban varios años de escuela de teatro, leer en un programa: "Proyecto de graduación de los alumnos de la licenciatura en Arte Dramático de la USAL", asusta. Pero a poco de comenzar la obra, uno se da cuenta de que eso es un prejuicio y de que, en algunas escuelas, si se recibieron es por algo.
Es un verdadero placer y una sorpresa doble presenciar una obra con actrices nóveles que parece que hubieran transitado la escena desde hace varios años. El elenco de "Jacobo o la sumisión" está compuesto por once actrices que componen tanto personajes masculinos como femeninos y lo hacen en una forma tan delicada, tan justa, donde nada sobra y nada falta, que se nota la mano perfeccionista de Elvira Onetto.
La directora las hace trabajar con todas las herramientas necesarias como para comprender el texto y sus personajes a la perfección. Y ellas lo logran. Llevan el absurdo hasta el límite y hasta se dan el lujo de trabajar tonos y trabajos físicos diferenciados con un buen manejo del humor y la ironía. Componen caricaturas, pero en ningún caso caen en la sobreactuación o en desbordes.
Onetto no dejó ningún detalle sin atender. Por ejemplo, allí donde hay pausa, hay intensidad. Le dio preeminencia a lo simbólico y puso el acento en el humor y hasta en el gag, sin dejarse seducir por facilismos. Del mismo modo, maniobró la dramaturgia en pos del material escénico que tenía y las necesidades.
Sumisión La obra de Ionesco habla de la lucha de un muchacho por no ceder a las presiones de su familia opresora. El vive de fantasías y de sueños, y persigue ideas para poder librarse de la sumisión, pero no puede. Resiste, pero es vencido una y otra vez. Sólo el amor puede ser una salida. "Sos cronometrable", le repetirá su hermana.
Onetto le dio una gran importancia a la estética y a lo visual. El vestuario es muy bueno y acorde con las características de cada personaje. A su vez, la escenografía abstracta separa un sector del espacio con un telón delgado que deja ver presencias al trasluz. Un casi "fuera de foco". En tanto, en escena cuelgan dos grandes marcos que delimitan a cada familia: la de Jacobo y la de su prometida Roberta. La estética también diferencia a estos dos grupos, sobre todo en los peinados y en el vestuario.
Por otra parte, la directora es hábil en el manejo espacial y no teme colocar a todo el elenco en escena. El grupo actoral es muy bueno, nadie desentona y hay una buena conexión entre ellos. Pero sería justo destacar a Belén Amada (como Jacobo), María Eugenia Fernández, Sol Nava y Verónica Altieri. 

 

lunes, 10 de octubre de 2005

VuenosAirez.com. Obra "Jacobo o la sumisión"

Jacobo o La Sumisión El sábado 8 de octubre se estreno en El Camarín de las Musas el proyecto de graduación de la... El sábado 8 de octubre se estreno en El Camarín de las Musas el proyecto de graduación de las alumnas de la Licenciatura en Arte Dramático de la Universidad del Salvador, con dirección de Elvira Onetto. Equipo conformado enteramente por mujeres del arte, entre ellas: actrices, escenográfas y vestuaritas. La obra cuenta la historia de una peculiar familia, girando en torno a Jacobo, personaje de extraña identidad, que lucha por no ceder a la opresión de su grupo y la conflictiva que establece intrínsecamente su presencia en los vínculos familiares. Luego, se le suma a este principal eje, la incorporación de otra familia. Con códigos manejados desde una perspectiva absurda, enrarecida y original, lo dicho resulta interesante, pero más aun aquello que se devela tras las palabras. Las actrices llevan adelante esta compleja pieza de Eugene Ionesco, con actuaciones que fluctúan desde el punto de vista de la construcción de los personajes. Poseen, en general, presencias escénicas interesantes que se diluyen en miradas perdidas que contemplan prolongadamente el piso, destacándose en contrapartida, quienes llevan adelante los roles masculinos por sus grandes trabajos de composición. La organización espacial es prolija en las primeras escenas y va declinando debido a la congregación de personajes en el escenario y perjudicada por desplazamientos extraños. El exceso de personajes en escena en un segundo plano provoca distracciones importunando la tensión que acontece en primer plano. La escenografía es retro-futurista y con una estética minimalista, generando armonía y acompañando el relato. El vestuario es una belleza en colores, enriquece la pieza sin opacarla. Cada uno de los personajes posee trajes únicos destacando las definiciones y sutilezas. Demostrando que lo simple, etéreo y sucinto funciona en forma maravillosa. “Jacobo o La Sumisión” es una producción creada a partir de una dramaturgia compleja, que en sí misma representa un reto llevado adelante con aciertos y desventuras por un grupo de actrices que inician su camino en el mundo del arte. “Jacobo o La Sumisión”, significa una experiencia de teatro diferente dentro del plano de lo experimental, que resulta interesante de ver. El espectador debe recordar antes de ingresar a la sala que se encontrará con una obra que se aleja de lo convencional, apelando a la lúdica imaginación. Sábados 21:30hs. De Octubre y Noviembre. El Camarín Mario Bravo 960 Tel.: 4862-0655 http://www.vuenosairez.com/criticas-teatro/jacobo-o-la-sumisi%C3%B3n/13

sábado, 8 de octubre de 2005

Crítica Teatral. Obra "Jacobo o la sumisión"

8 de Octubre del 2005



Jacobo no quiere someterse a un orden ya establecido por su familia. Trata a través de sus silencios y gestos hoscos, de hacer frente a toda la artillería de palabras, insultos, sobornos y chantajes que caen sobre él. Resiste a los embates de una madre que se hace la víctima y de un padre que lo denigra y que amenaza abandonar el hogar si él no cambia. Su hermana, mediante la utilización de “veintisiete palabras”, hace torcer su actitud o al menos eso parece. A partir de ahí a Jacobo se le presentará una muchacha para que se case. Al principio la rechazará porque no es demasiado fea, pero luego irá descubriendo que ella está en el mismo estado de sumisión que él. Ellos dos terminarán enamorándose y amándose – a su manera, por supuesto- con la desaprobación de ambas familias.
La obra muestra como la sociedad –en este caso representada por el núcleo familiar- censura, juzga y oprime a quienes quieren romper órdenes y mandatos ya establecidos. También se observa: como a los ancianos se los deja de lado y no se los escucha, que los adultos se aferran a cánones que no pueden o no quieren romper y a la juventud como única esperanza para cambiar el mundo, con su lirismo y rebeldía.
Al ilógico y absurdo mundo de Ionesco, la directora Elvira Onetto le da una vuelta más de tuerca: todos los roles son representados por jóvenes mujeres y el personaje de la muchacha es interpretado por tres actrices a un mismo tiempo. Esta elección de la directora permite crear juegos, contrapuntos y situaciones ambiguas que amplían las lecturas del texto original. Ubicó a los personajes en un ámbito oscuro y sórdido y condujo en forma brillante a sus jóvenes actrices a un registro de actuación de una intensidad poco frecuente.
Se destacan en este buen elenco: Belén Amada (Jacobo), Sol Nava (Jacobo madre), María Carolina García (Jacobo padre) y Verónica Altieri (Abuelo Jacobo) esta última es una actriz de una graciosa gestualidad.
La planta escenografica se compone de: cinco sillas de color gris, dos enormes marcos dorados colgados del techo, una araña con lámparas con filamentos rojizos, un lienzo blanco colgado en diagonal a la izquierda del espacio que oculta otro pequeño marco dorado y una salamandra.
El vestuario es muy bueno. A las familias se eligió vestirlas con ropas de colores marrón y negro que contrastan con el ceñido ambo de color azul eléctrico que usa Jacobo y el vaporoso vestido ocre de la muchacha.
Las luces crean climas opresivos cuando Jacobo se enfrenta a su familia y oníricos cuando Jacobo y su novia se entregan al amor.
Esta puesta en escena de “Jacobo o la sumisión” es una muy buena oportunidad para acercarse al mundo del genial dramaturgo rumano.

domingo, 24 de julio de 2005

Campo Grupal. Obra "Jacobo o la sumisión"

Mayo del 2006 

Jacobo o la sumisión

Crítica Teatral. Obra "Jacobo o la sumisión"

8 de Octubre del 2005

“Jacobo o la sumisión” es una obra de Eugène Ionesco, con dirección de Elvira Onetto.

Jacobo no quiere someterse a un orden ya establecido por su familia. Trata a través de sus silencios y gestos hoscos, de hacer frente a toda la artillería de palabras, insultos, sobornos y chantajes que caen sobre él. Resiste a los embates de una madre que se hace la víctima y de un padre que lo denigra y que amenaza abandonar el hogar si él no cambia. Su hermana, mediante la utilización de “veintisiete palabras”, hace torcer su actitud o al menos eso parece. A partir de ahí a Jacobo se le presentará una muchacha para que se case. Al principio la rechazará porque no es demasiado fea, pero luego irá descubriendo que ella está en el mismo estado de sumisión que él. Ellos dos terminarán enamorándose y amándose – a su manera, por supuesto- con la desaprobación de ambas familias.
La obra muestra como la sociedad –en este caso representada por el núcleo familiar- censura, juzga y oprime a quienes quieren romper órdenes y mandatos ya establecidos. También se observa: como a los ancianos se los deja de lado y no se los escucha, que los adultos se aferran a cánones que no pueden o no quieren romper y a la juventud como única esperanza para cambiar el mundo, con su lirismo y rebeldía.
Al ilógico y absurdo mundo de Ionesco, la directora Elvira Onetto le da una vuelta más de tuerca: todos los roles son representados por jóvenes mujeres y el personaje de la muchacha es interpretado por tres actrices a un mismo tiempo. Esta elección de la directora permite crear juegos, contrapuntos y situaciones ambiguas que amplían las lecturas del texto original. Ubicó a los personajes en un ámbito oscuro y sórdido y condujo en forma brillante a sus jóvenes actrices a un registro de actuación de una intensidad poco frecuente.
Se destacan en este buen elenco: Belén Amada (Jacobo), Sol Nava (Jacobo madre), María Carolina García (Jacobo padre) y Verónica Altieri (Abuelo Jacobo) esta última es una actriz de una graciosa gestualidad.
La planta escenografica se compone de: cinco sillas de color gris, dos enormes marcos dorados colgados del techo, una araña con lámparas con filamentos rojizos, un lienzo blanco colgado en diagonal a la izquierda del espacio que oculta otro pequeño marco dorado y una salamandra.
El vestuario es muy bueno. A las familias se eligió vestirlas con ropas de colores marrón y negro que contrastan con el ceñido ambo de color azul eléctrico que usa Jacobo y el vaporoso vestido ocre de la muchacha.
Las luces crean climas opresivos cuando Jacobo se enfrenta a su familia y oníricos cuando Jacobo y su novia se entregan al amor.
Esta puesta en escena de “Jacobo o la sumisión” es una muy buena oportunidad para acercarse al mundo del genial dramaturgo rumano.